Padre nuestro, recibid
el humilde don del pan, de ese pan que se convertirá
en el Cuerpo de Jesús.
Recibid también, Señor,
los racimos de la vid, de la vid que se convertirá
en la Sangre de Jesús. Con el vino y con el pan,
ofrecemos nuestro don, nuestra pobre vida de dolor,
entregada con amor.
Gloria al Padre y al Amor
y a Jesús nuestro Señor, bendigamos el nombre de Dios
siempre y en todo lugar.
Amén.