Una espiga dorada por el sol, el racimo que corta el viñador, se convierten ahora en pan y vino de amor, en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Compartimos la misma comunión, somos trigo del mismo sembrador, un molino, la vida, nos tritura con dolor; Dios nos hace Eucaristía en el amor. Como granos que han hecho el mismo pan, como notas que tejen un cantar, como gotas de agua que se funden en el mar, los cristianos un cuerpo formarán. En la mesa de Dios se sentarán, como hijos su Pan comulgarán, una misma esperanza, caminando cantarán, en la vida como hermanos se amarán.