Parroquia San José Cebil Redondo Tucumán

Devoción a San José

Una de las más fervientes propagadoras de la devoción a San José fue Santa Teresa de Ávila. En el capítulo sexto de su vida, escribió uno de los relatos más bellos que se han escrito en honor a este santo:

«Tomé por abogado y protector al glorioso San José, y encomiéndeme mucho a él. Vi claro que así de esta necesidad, como de otras mayores, este padre y señor mío me saco con más bien de lo que yo le sabía pedir. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa tan grande las maravillosas mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; de este santo tengo experiencia que socorre en todas las necesidades, y es que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra, que como tenia nombre de padre, y le podía mandar, así en el cielo hace cuánto le pide. Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso santo por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios».

Valores y virtudes de San José

La Fe: como la de Abraham, como la de María. Por eso será también Padre de hijos innumerables. Dios le pidió el sacrificio de los hijos y de la carne y le dio los hijos de la Fe. Gran patriarca.
El Amor: hecho obediencia, hecho entrega, hecho respeto, hecho cuidado y responsabilidad. Vacío de si para llenarse de Jesús y de María. No vivía para si,sino para ellos, para Dios.
Humildad: es una de las joyas que mas brillan en el. Lleva en su vida la marca humilde del Espíritu Santo: no es protagonista, queda en el silencio y la sombra, se esconde detrás de su obra. ¡Que elocuente es su silencio! Es perfume oculto, toque acariciante, sonrisas encantadoras. La humildad es pobreza del alma, firma de las actuaciones de Dios.

Imaginemos a San José rezando así

Quiero gastarme por ellos, para que vivan.
Trabajare duro, para que no les falte nada.
Quiero ser su paraguas, para protegerlos de todas las inclemencias.
Quiero ser un juguete para el niño.
Para María, quiero ser la silla en que pueda descansar y un buen escudo para defenderla.
Me conformo con conducir la burrita, en que ellos montan por los caminos,
que mi buen ángel vaya marcando. Y ya nada más.
Cuando ellos crecen, yo disminuyo.
Cuando ellos brillan, yo me oscurezco.
Cuando ya no me necesiten, yo desapareceré.

Satisfacciones de San José

José sufrió y trabajo por Jesús como todo Padre, y también gozó, como goza un Padre con los logros de su hijo. Por ejemplo el alma de José, se estremeció de gozo infinito, al escuchar de labios del niño Dios, el dulcísimo nombre de “Papá”.
Por su rostro curtido, también rodaron lágrimas de ternura, al contemplar los esfuerzos que aquel niño pequeño hacia para aliviarle el trabajo rudo de su taller. Pero fue mejor cuando Jesús compenso el amor de su padre terrenal, en la hora de su muerte. Murió José, en brazos de Jesús y de María con la bendición de su amado hijo.
Por eso a José le invocamos, en nuestra oración cuando decimos “…Vos que tuviste la gracia de morir de la mano de Jesús y María, ayúdanos a morir como  vos, Padre de la muerte en paz…”

San José esposo de María

2 Sm.7, 4-5ª.12-14ª.16
David agraciado y bendecido por Dios, quiere construir un Templo. Dios lo vuelve a bendecir: no me construirás a mí un templo, yo te construiré y consolidare una casa y un reino. Bendición que se planifica en Jesucristo, pasando por José.

Rm. 4, 13. 16- 18.22
No importa tanto la descendencia carnal, sea de David, sea de Abraham.
Importa la descendencia espiritual, la que viene por la Fe. Los verdaderos hijos de Abraham son los que creen, como María, como José. Dios puede sacar hijos de Abraham hasta de las piedras.

LC. 2,41-51ª
Jesús no se perdió, se quedo en el Templo, sin decir nada a sus padres. Es un gesto que ellos no comprendieron, pero respetaron. Podríamos considerarlos como unas anécdotas, porque antes y después Jesús vivió en su familia de manera modélica, bajo la autoridad de José y María. Pero la anécdota es reveladora, apunta a otro tipo de familia y a otro tipo de trabajo y de misión. Antes y por encima de sus padres, esta su Padre.